sábado, 17 de septiembre de 2016

LA FELICIDAD

Cuando alguien nos pregunta: «¿Para ti qué es la felicidad?», la gente de este mundo nos dividimos en dos; los que lo tienen clarísimo y responden al instante y los que no lo tenemos tan claro y tardamos un rato en responder. Yo soy de los segundos, y es que la felicidad, para mí, es un concepto tan amplio y personal como generacional, por lo que cualquier definición milimetrada de un diccionario siempre se queda corta.
La felicidad es un don; el mayor don que puede poseer el ser humano, y sin embargo, lo hemos prostituido y permitido que lo prostituyan desde el inicio de los tiempos. Siempre ha sido un don utilizado por "los de arriba" para controlar a " los de abajo"; empezando por las religiones y sus creyentes, pasando por los dictadores y sus pueblos y terminando por el consumismo y los ciudadanos. 
(Niños divirtiéndose en el S. XIX, foto de Pinterest)
A principios y mediados del S. XIX, si preguntaban a los adolescentes cuándo eran felices, éstos respondían que lo eran cuando no se veían obligados a trabajar en el campo todo el día y podían ir a la escuela, si podían tener una muda diferente para cada día de la semana, si repetían el bocadillo de pan con chocolate para la merienda o incluso si participaban en una manifestación ilegal contra la dictadura; es decir, eran felices con las pequeñas cosas, con las cosas que a día de hoy parecen sencillas, y lo más importante, eran inconformistas pero con «los pies en la tierra» y eran felices al mismo tiempo, incluso viviendo en la dictadura.
Actualmente (sí, en la democracia), si el profesor nos pregunta cuándo somos felices , respondemos que somos felices cuando no vamos a la escuela, cuando salimos con los amigos o de fiesta, vemos una película o leemos un libro y cuando vamos a la playa o de compras, y es en esta última donde está la clave; nos intentamos engañar a nosotros mismos, sí, aunque todos respondemos las opciones anteriores, la práctica es muy diferente, por ejemplo, hoy en día no conozco a ningún adolescente que no tenga un smartphone con datos (yo incluido), aún cuando hay estudios que demuestran que las ondas pueden producir tumores cerebrales (leed este artículo: https://hipertextual.com/2011/06/los-moviles-posiblemente-cancerigenos-segun-la-organizacion-mundial-de-la-salud ), y sin embargo, a nosotros lo que nos preocupa es que cuanto más alta sea la cifra que sigue a la palabra "iPhone", mejor móvil tenemos, igual que con la ropa, cuanto más tiempo pasamos en las grandes tiendas y más ropa nos compramos, más felices creemos que somos, y así vamos rizando el rizo del consumismo y la felicidad, hasta que llegamos a una situación insostenible con muy mal final, tristemente, somos unos inconformistas o unos consumistas ( lo que prefiráis) sin control; deberíamos preguntarnos: ¿Quién tiene la culpa, las grandes multinacionales o nosotros mismos?, ¿Realmente somos tan débiles e influenciables?, ¿Enserio nos vamos a creer que la frase «la felicidad está en las pequeñas cosas» aún tiene validez, cuando ésta es el eslogan de algunas multinacionales?, ¿Vamos a continuar permitiendo que "los de arriba" decidan en qué consiste la felicidad de cada uno de nosotros?

(Niños divirtiéndose hoy en día, foto de Libertaddigital)

Sé que puede parecer una reflexión un tanto extraña, pero creo que era interesante tratar un punto de vista de la felicidad que pocas personas se habían parado a pensar y que tan estrecha relación tiene con ésta; lo que quiero hacer ver es que no hemos sabido adaptar la felicidad al modo de vida actual, que ya por el simple hecho de vivir en una democracia con una sociedad tolerante deberíamos ser felices ( no conformistas, pero sí felices), pero hemos caído en la trampa del consumismo, un consumismo que en el fondo no nos hace felices, y si no nos damos cuenta de ello y dejamos de prostituir el concepto de felicidad a tiempo, si no volvemos a «la felicidad está en las pequeñas cosas», al final, ninguno de nosotros jamás volverá a ser feliz. 
(Fotografía de ABC)

« Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo», León Tolstoi, escritor ruso.

 

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4 comentarios:

  1. Wow!, está rebién su reflexión; es triste que en el mundo actual las personas busquemos la felicidad en el consumo, sobretodo acá en los paises desarrollados, y que aun así no seamos completamente felices. No nos damos cuenta que nuestros mayores y la gente de zonas no tan avanzadas son felices con mucho menos de lo que nosotros tenemos.
    El diseño de su blog también está muy bonito, debería hacer más reflexiones.

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    1. Muchas gracias Nico Salvetti! No hay nada más gratificante para mí que saber que la reflexión te ha parecido interesante; por supuesto que habrá muchas más, seguramente una por semana.
      Me alegra que la plantilla del blog también te haya gustado; es un placer tener seguidores como tú.
      Un saludo, Manel Climent

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  2. Me ha gustado mucho tu entrada. Estoy de acuerdo con lo de que la felicidad es un don, ya que muchas personas no son capaces de disfrutar este sentimiento. Me ha parecido interesante que hables de la felicidad en el s. XIX, ya que me he dado cuenta de que antes los niños se conformaban con cualquier cosa, incluso con un simple bocadillo y ahora son muy materialistas.

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    1. Jessica, muchas gracias por tu comentario! Me alegra que te haya gustado la reflexión!
      Un abrazo y buen fin de semana. :)

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