martes, 27 de septiembre de 2016

LA LITERATURA

 Término.

Aunque la palabra literatura proviene del latín littera, que significa letra, nadie duda en incluir en ese concepto los relatos orales anónimos que han perdurado a través del tiempo; la literatura, hasta ahora, ha avanzado al ritmo de la humanidad, y es por eso que hemos podido plasmar en ella nuestras vidas, sentimientos e historia de forma textual, añadiendo una estética de gran belleza y profundidad.

Historia y literatura.

En los últimos años, los humanos hemos provocado que la historia corra más de lo que debería, y ésta no ha podido absorber los grandes cambios. Un claro ejemplo en la literatura es la producción de libros; tardamos siglos en mudar de las copias a mano por monjes a la imprenta moderna, pasando por la imprenta móvil, y ahora, con la tecnología, las leyes de derechos de autor aplicables a la red y la importancia de las opiniones de los lectores ( más que la de los expertos), estamos pasando del libro en papel, cuya demanda cada vez es menor, al ebook, que ahorra espacio, peso y dinero a los lectores.

Géneros literarios.

Clasificamos los textos en géneros literarios ( con sus correspondientes subgéneros) según su contenido, es decir, si es objetivo, si el autor muestra sus sentimientos, si es didáctico, etc.
Los principales son:

  • Épica: a lo largo del tiempo pasa de contar hazañas heroicas en verso a historias en prosa. Tiene subgéneros en verso como la epopeya y en prosa como las novelas.
  • Lírica: escrita en verso, rítmica y subjetiva ya que muestra los sentimientos del autor. Encontramos subgéneros como la oda y la canción.
  • Teatro: está escrito en verso o prosa y el autor sólo interviene en acotaciones ( para dar información), ya que la historia la cuentan los personajes, interactuando entre sí ante el público. Los subgéneros son la comedia y la tragedia

Temas.

Cada persona plasma en la literatura la realidad de acuerdo a sus valores y creencias, por tanto, cualquier tema de la vida de un hombre puede aparecer en ella, aunque sí es cierto que hay dos temas universales:

  • El amor: muy propio de la época y la persona. Se divide desde el amor cortés de la poesía provenzal, en que un vasallo consigue el amor carnal de una dama casada, cuyo nombre no puede revelar hasta los modelos morbosos de mujer corrupta, fatal y viciosa por culpa de la sociedad de la revolución romántica pasando por el amor platónico de los poetas del Renacimiento hacia una mujer divina y perfecta, conocida como donna angelicata en el dolce stil novo.
  • La muerte: su visión cambia con el paso del tiempo. En el siglo XIV era una cosa ruin; a finales de la Edad Media y principios del siglo XVI era visto como el poder igualatorio natural llegado el fin de la vida de ricos y pobres, en el siglo XVII se consideraba la piedra angular de la vida y a finales del XIX, se consideraba sinónimo de abandono e indiferencia.

Tópicos.

 Los tópicos son ideas inverificables expuestas de forma expresiva sin necesidad de saber todo su temario para identificarlas. Suelen denominarse en latín, pues es la base filológica de las lenguas y culturas actuales. Los principales tópicos se detallan en la siguiente tabla:
Tópicos literarios.

Lenguaje figurado.

Las figuras retóricas tienen varias utilidades, entre ellas dar belleza a una obra, potenciar un concepto o dar fuerza a una dicha popular. Estos recursos también abundan en las clases sociales más bajas, pues ayudan a calibrar la poca riqueza léxica, especialmente en la expresión oral.
Un texto no es mejor cuántas más figuras retóricas tiene, sino cuando éstas se usan en su justa medida y tienen coherencia.
Aquí adjunto unas tablas con las figuras más importantes.

Figuras retóricas 1.
Figuras retóricas 2.
Figuras retóricas 3.
Espero que la entrada os sea de ayuda para estudiar y tener una idea bastante completa de la literatura y sus características.

PD: perdonad si la calidad de la imágenes no es muy buena, pero si las descargáis en vuestro PC y las queréis imprimir no hay problemas de calidad. Ya sabéis que Blogger no permite adjuntar archivos en formato PDF; es una pena.

sábado, 17 de septiembre de 2016

LA FELICIDAD

Cuando alguien nos pregunta: «¿Para ti qué es la felicidad?», la gente de este mundo nos dividimos en dos; los que lo tienen clarísimo y responden al instante y los que no lo tenemos tan claro y tardamos un rato en responder. Yo soy de los segundos, y es que la felicidad, para mí, es un concepto tan amplio y personal como generacional, por lo que cualquier definición milimetrada de un diccionario siempre se queda corta.
La felicidad es un don; el mayor don que puede poseer el ser humano, y sin embargo, lo hemos prostituido y permitido que lo prostituyan desde el inicio de los tiempos. Siempre ha sido un don utilizado por "los de arriba" para controlar a " los de abajo"; empezando por las religiones y sus creyentes, pasando por los dictadores y sus pueblos y terminando por el consumismo y los ciudadanos. 
(Niños divirtiéndose en el S. XIX, foto de Pinterest)
A principios y mediados del S. XIX, si preguntaban a los adolescentes cuándo eran felices, éstos respondían que lo eran cuando no se veían obligados a trabajar en el campo todo el día y podían ir a la escuela, si podían tener una muda diferente para cada día de la semana, si repetían el bocadillo de pan con chocolate para la merienda o incluso si participaban en una manifestación ilegal contra la dictadura; es decir, eran felices con las pequeñas cosas, con las cosas que a día de hoy parecen sencillas, y lo más importante, eran inconformistas pero con «los pies en la tierra» y eran felices al mismo tiempo, incluso viviendo en la dictadura.
Actualmente (sí, en la democracia), si el profesor nos pregunta cuándo somos felices , respondemos que somos felices cuando no vamos a la escuela, cuando salimos con los amigos o de fiesta, vemos una película o leemos un libro y cuando vamos a la playa o de compras, y es en esta última donde está la clave; nos intentamos engañar a nosotros mismos, sí, aunque todos respondemos las opciones anteriores, la práctica es muy diferente, por ejemplo, hoy en día no conozco a ningún adolescente que no tenga un smartphone con datos (yo incluido), aún cuando hay estudios que demuestran que las ondas pueden producir tumores cerebrales (leed este artículo: https://hipertextual.com/2011/06/los-moviles-posiblemente-cancerigenos-segun-la-organizacion-mundial-de-la-salud ), y sin embargo, a nosotros lo que nos preocupa es que cuanto más alta sea la cifra que sigue a la palabra "iPhone", mejor móvil tenemos, igual que con la ropa, cuanto más tiempo pasamos en las grandes tiendas y más ropa nos compramos, más felices creemos que somos, y así vamos rizando el rizo del consumismo y la felicidad, hasta que llegamos a una situación insostenible con muy mal final, tristemente, somos unos inconformistas o unos consumistas ( lo que prefiráis) sin control; deberíamos preguntarnos: ¿Quién tiene la culpa, las grandes multinacionales o nosotros mismos?, ¿Realmente somos tan débiles e influenciables?, ¿Enserio nos vamos a creer que la frase «la felicidad está en las pequeñas cosas» aún tiene validez, cuando ésta es el eslogan de algunas multinacionales?, ¿Vamos a continuar permitiendo que "los de arriba" decidan en qué consiste la felicidad de cada uno de nosotros?

(Niños divirtiéndose hoy en día, foto de Libertaddigital)

Sé que puede parecer una reflexión un tanto extraña, pero creo que era interesante tratar un punto de vista de la felicidad que pocas personas se habían parado a pensar y que tan estrecha relación tiene con ésta; lo que quiero hacer ver es que no hemos sabido adaptar la felicidad al modo de vida actual, que ya por el simple hecho de vivir en una democracia con una sociedad tolerante deberíamos ser felices ( no conformistas, pero sí felices), pero hemos caído en la trampa del consumismo, un consumismo que en el fondo no nos hace felices, y si no nos damos cuenta de ello y dejamos de prostituir el concepto de felicidad a tiempo, si no volvemos a «la felicidad está en las pequeñas cosas», al final, ninguno de nosotros jamás volverá a ser feliz. 
(Fotografía de ABC)

« Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo», León Tolstoi, escritor ruso.

 

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